lunes, 17 de octubre de 2011

Review: Rebelarse vende: el negocio de la contracultura


Rebelarse vende: el negocio de la contracultura
Rebelarse vende: el negocio de la contracultura by Joseph Heath

My rating: 5 of 5 stars



El esfuerzo por ser "único" y "original" es tan común en las masas indiferenciadas que pueblan las sociedades industrializadas que nos hace aún más patéticos si cabe. Este libro demuestra como la llamada contracultura es más de lo mismo: lo "alternativo" es simplemente lo que no le gusta a la mayoría de la gente.

El fracaso del socialismo real en el campo económico y político hizo que las baterías de esfuerzos del izquierdismo internacional se abocaran al campo de la cultura. Así, la veradera liberación ya no empieza por acabar con la opresión económica mediante la toma de las armas por parte del proletariado, sino en la superar la alienanción mental por medio del consumo de ciertos productos culturales, considerados "contestatarios".
El capitalismo acaba por integrar en su seno y usar en su propio beneficio incluso las tendencias aparentemente más contrarias a la ideología que lo sustenta. El ejemplo paradigmático que presenta el libro es el de Kurt Kobain, el exitoso vocalista de Nirvana. En su afán de "dejar de ser masificados", los integrantes de esta banda empezaron a escribir canciones más y más extrañas. El efecto fue contraproducente. Nirvana había llegado a tal grado de fama que prácticamente cualquier cosa que produjeran se vendía como pan caliente. Finalmente Kobain no pudo conciliar su enorme fama y su deseo de autenticidad, llegando a situaciones de compromiso contradictorio como posar para la revista Rolling Stone con la condición de portar una leyenda en contra de la misma.
La "rebelión" se reduce a actos simbólicos, como comprarse unos Converse o unos Vans en lugar de unos tenis Nike. Se sigue dentro del capitalismo, con la ilusión de que se hace algo diferente apoyando a "marcas alternativas". O con al ilusión de que se transforma la realidad simplemente porque se va a escuchar una banda de músicos desconocidos.
Uno de los grandes demonios de la contracultura es el Sistema. Entendido como un todo orgánico que conspira constantemente por controlar nuestra mente, este auténtico Leviatán solamente puede ser combatido mediante performances, libros contestarios y música alternativa que nos exorcice de su nefasto influjo. En realidad, como se demuestra en el libro, el Sistema no existe. Lo que existen son instituciones sociales y culturales más o menos contrapuestas entre sí, que no forman ninguna realidad orgánica.
Ninguna lectura tan oportuna a propósito de los llamados "indignados": en la Plaza del Sol, en Madrid, el movimiento ha evolucionado en clave "cultural": se ve a los integrantes del movimiento jugando ajedrez y practicando Yoga, clara muestra de su infantilismo político.



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