martes, 10 de enero de 2012

Fray Bartolomé de las Casas como precursor de Goebbels

La encomienda era una concesión sobre grupos más o menos extensos de indios para asegurar la producción agraria o minera, los tributos, y para premiar a conquistadores, funcionarios y a veces a notables indígenas. No entrañaba propiedad de la tierra, que seguía perteneciendo a los indios, pero en otros aspectos recordaba a las relaciones de servidumbre europeas y a los repartos de las órdenes militares durante la Reconquista.Los nativos no eran esclavos, los encomenderos podían obligarles a trabajos  no excesivos y debían evangelizarlos; pero en la práctica, la exigencia laboral podía acercarse a la esclavitud, acompañada de maltratos, pues los indígenas no estaban habituados a trabajar al modo europeo. Es imposible saber cuántos casos había de abuso y en qué grado, y cuántos de situación más soportable; pero las crueldades causaron airadas protestas de algunos dominicos, que llevaron  sus denuncias ante el rey.

lunes, 9 de enero de 2012

Del buen salvaje al bonobo

La Ilustración no creó solo progreso, sino también auténticos monstruos, uno de ellos el “buen salvaje”, el hombre en la pureza de sus buenos instintos no estropeados por la civilización, construido según la arbitraria imaginación de cada salvajista. Del “buen salvaje” han salido las utopías más brutales de los siglos XIX y XX, y un precedente de él fue el indio pintado por la fantasía del perturbado fraile Bartolomé de las Casas.