domingo, 28 de marzo de 2010

No hay pecado sino contra conciencia

Pudiera preguntar alguien si los perseguidores de los mártires o de Cristo pecaban en aquello que creían agradable a Dios.  O, también, si podían dejar de hacer sin pecado lo que creían que no se podía dejar de hacer.
Si nos atenemos a lo dicho arriba –que «el pecado es el desprecio de Dios» o «el consentimiento en aquello en que se cree que no hay que consentir»–, entonces no podemos afirmar que sea pecado la ignorancia de algo o incluso la misma carencia de fe con la que nadie puede salvarse.
Los que, en efecto, no conocen a Cristo y rechazan la fe cristiana por creerla contraria a Dios, ¿qué desprecio pueden sentir hacia Dios en eso que hacen precisamente por Dios y en lo que, por tanto, creen obrar bien?  Sobre todo si tenemos en cuenta lo que dice el Apóstol: «Si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios».  Es como decir: cuando no vamos contra nuestra conciencia, en vano debemos ser tenidos como reos de culpa ante Dios.
Pedro Abelardo (1079-1142), Conócete a ti mismo (Ética) 

Bookmark and Share

miércoles, 10 de marzo de 2010

El suicidio de Occidente


Pues así es, gracias a las políticas de suicidio cultural occidentales, auspiciadas por la ONU, muy pronto veremos muchas nuevas repúblicas islámicas en todo el mundo.  Una cultura más vigorosa (léase más religiosa)  reemplaza a otra cultura decadente, asqueada de sí misma.
Las restricciones a las ideas de libertinaje del cristianismo serán una broma comparadas con la implantación de la sharia.  Empezaremos a ver bonitos burkas engalanando las plazas europeas.  Digan adiós a su precioso estado laico, mis estimados ateos.  Gracias a sus eficientes esfuerzos por destruir el cristianismo ahora tendrán que lidiar con una realidad que es imposible de asimilar.
Bookmark and Share

Psicología del izquierdismo

Extracto de LA SOCIEDAD INDUSTRIAL Y SU FUTURO(Manifiesto de Unabomber) No suscribo por completo las ideas de Kaczynsky, y para nada sus acciones. Sin embargo su manifiesto tiene ideas interesantes. He tomado el extracto de aquí. Me he permitido corregir un poco la redacción.


6. Casi todo el mundo estará de acuerdo en que vivimos en una sociedad profundamente molesta. Una de las manifestaciones más extendidas de la locura de nuestro mundo es el izquierdismo, así que una discusión sobre la psicología del izquierdismo nos puede servir de introducción al debate de los problemas de la sociedad moderna en general.

7. Pero, ¿qué es el izquierdismo? Durante la primera mitad del siglo XX pudo ser prácticamente identificado con el socialismo. Hoy el movimiento está fragmentado y no está claro a quién se le puede llamar propiamente izquierdista. Cuando en este artículo hablamos de izquierdistas pensamos principalmente en socialistas, colectivistas, «políticamente correctos», feministas, activistas por los homosexuales y los discapacitados, activistas por los derechos de los animales. Pero no todos los que están asociados en uno de estos movimientos es un izquierdista. A lo que intentamos llegar es que no es tanto un movimiento o una ideología como un tipo psicológico, o, mejor dicho, una colección de tipos relacionados. Así, lo que queremos decir con «izquierdista» aparecerá con más claridad en el curso de la discusión de la psicología izquierdista. (También, ver párrafos 227-230).

8. Incluso así, nuestra concepción quedará menos clara de lo que desearíamos, pero no parece haber ningún remedio para esto. Todo lo que intentamos hacer es indicar de una manera tosca y aproximada las dos tendencias psicológicas que creemos son las principales fuerzas conductoras del izquierdismo moderno. Con esto no pretendemos estar diciendo toda la verdad. Además, nuestra discusión sólo se ciñe al izquierdismo moderno. Dejamos abierta la pregunta de con qué extensión puede ser aplicada al izquierdismo del siglo XIX y principios del XX.

9. Las dos tendencias psicológicas que sirven de base al izquierdismo moderno las llamamos «sentimientos de inferioridad» y «sobresocialización». Los sentimientos de inferioridad son característicos de todo izquierdismo, mientras que la sobresocialización es sólo característica de un determinado segmento del izquierdismo moderno, pero este segmento es altamente influyente.

SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD

10. Por «sentimientos de inferioridad» no sólo nos referimos a los sentimientos de inferioridad en el sentido estricto, sino a todo el espectro de rasgos relacionados: baja autoestima, sentimientos de impotencia, tendencias depresivas, derrotismo, culpa, autoaborrecimiento, etc. Argumentamos que algunos izquierdistas modernos tienden a tales sentimientos (más o menos reprimidos) y que éstos son decisivos en determinar la dirección del izquierdismo moderno.

11. Cuando alguien interpreta como despectivo casi todo lo que se dice de él (o acerca de grupos con quienes se identifica), concluimos que tiene sentimientos de inferioridad o baja autoestima. Esta tendencia está pronunciada entre los defensores de los derechos de las minorías, tanto si pertenecen como si no a la minoría cuyos derechos defienden. Son hipersensibles sobre las palabras usadas para designar a éstas. Los términos «negro», «oriental», «discapacitado», «pollito» para un africano, un asiático, una persona imposibilitada o una mujer originariamente no tenían una connotación despectiva. «Broad» y «pollito» eran simplemente los equivalentes femeninos para «tío», «caballerete» o «mozo». Las connotaciones negativas han sido agregadas a estos términos por los propios activistas. Algunos defensores de los derechos de los animales han ido tan lejos como para rechazar la palabra «mascota» e insistir en su reemplazamiento por «animal de compañía». Antropólogos izquierdistas llegan demasiado lejos al no querer decir nada acerca de personas primitivas que pueda ser interpretado como negativo: quieren reemplazar la palabra «primitivo» por «iletrado». Parecen casi paranoicos sobre cualquier cosa que les sugiera que alguna cultura primitiva es inferior a la nuestra. (No queremos decir que las culturas primitivas son de hecho inferiores a la nuestra. Solamente apuntamos la hipersensibilidad de estos antropólogos).

12. Aquellos que son más delicados sobre la terminología «políticamente correcta» no son los negros medios habitantes del gueto, inmigrantes asiáticos, mujeres maltratadas o personas imposibilitadas, sino una minoría de activistas, muchos de los cuales no pertenecen a ningún grupo «oprimido», sino que provienen de estratos sociales privilegiados. La corrección política tiene su mayor arraigo entre los profesores de universidad, los cuales tienen empleo seguro con salarios confortables y, la mayoría de ellos, son varones blancos heterosexuales de familias de clase media.

13. Muchos izquierdistas tienen una intensa identificación con los problemas de grupos que tienen una imagen de débiles (mujeres), derrotados (indios americanos), repelentes (homosexuales), o por lo que sea inferiores. Nunca admitirán en su fuero interno que tienen tales sentimientos, pero es precisamente por su visión de estos grupos como inferiores por lo que se identifican con sus problemas. (De nuevo, no sugerimos que las mujeres, los indios, etcétera, son de hecho inferiores; sólo estamos haciendo un apunte sobre la psicología izquierdista).

14. Las feministas están ansiosamente desesperadas por demostrar que las mujeres son tan fuertes y tan capaces como los hombres. Ellas están claramente machacadas por el miedo de que las mujeres puedan no ser tan fuertes y capaces como los hombres.

15. Los izquierdistas odian todo lo que tenga una imagen de ser fuerte, bueno y exitoso. Ellos odian América, odian la civilización occidental, odian a los varones blancos, odian la racionalidad. Las razones que dan para odiar occidente claramente no coinciden con sus motivos reales. Dicen que odian occidente porque es guerrero, imperialista, sexista, etnocéntrico, pero cuando las mismas faltas aparecen en países socialistas o culturas primitivas, encuentran excusas para ellos o, como mucho, lo admiten refunfuñando, mientras que señalan (y muchas veces exagerando en exceso) estas faltas cuando aparecen en civilizaciones occidentales. Así, está claro que estas faltas no son los motivos reales para odiar América y occidente: odian América y occidente porque son fuertes y exitosos.

16. Palabras como «autoconfianza», «seguridad en uno mismo», «iniciativa», «empresa», «optimismo» juegan un papel muy pequeño en el vocabulario liberal e izquierdista. El izquierdismo es antiindividualista, es procolectivista. Quieren a la sociedad para resolver las necesidades de todo el mundo por ellos, para cuidar de ellos. No es la clase de personas que tienen un sentido interior de confianza en sus propias habilidades para resolver sus propios problemas y satisfacer sus propias necesidades. El izquierdista es antagonista al concepto de competición porque, interiormente, se siente como un perdedor.

17. Las formas de arte que apelan a los intelectuales del izquierdismo moderno tienden a enfocarse en la sordidez, la derrota y la desesperación o, por otro lado, toman un tono orgiástico, renunciando al control racional, como si no hubiera esperanza de lograr nada a través del cálculo racional y como si todo lo desagradable fuera suprimido simplemente al sumergirse en la sensación del momento.

18. Los filósofos izquierdistas modernos tienden a rechazar la razón, la ciencia, la realidad objetiva e insisten en que todo es culturalmente relativo. Es cierto que uno puede hacer preguntas serias sobre los fundamentos del saber científico y sobre todo cómo el concepto de realidad objetiva puede ser definido. Pero es obvio que estos filósofos no son simplemente lógicos de cabeza fría que sistemáticamente analizan los fundamentos del conocimiento. Están profundamente envueltos emocionalmente en su ataque a la verdad y a la realidad. Atacan estos conceptos por sus necesidades psicológicas. Por una cosa, su ataque es una salida para la hostilidad, y al ser exitoso, satisface el impulso por el poder. Más importante, los izquierdistas odian la ciencia y la racionalidad porque clasifican ciertas creencias como verdaderas (es decir, éxito, superiorioridad) y otras creencias como falsas (o sea, fracaso, inferiorioridad). Los sentimientos izquierdistas de inferioridad corren tan profundamente que no pueden tolerar ningún clasificación de algo como exitoso o superior y otra cosa como fracasada o inferior. Esto también subraya el rechazo de muchos hacia el concepto de enfermedad mental y de la utilidad de las pruebas de inteligencia. Son antagonistas de las explicaciones genéticas de las habilidades o conductas humanas porque estas explicaciones tienden a hacer aparecer a algunas personas como superiores o inferiores a otras. Prefieren dar a la sociedad el mérito o la culpa para una habilidad o carencia individual. Así, si una persona es «inferior» no es su culpa, sino de la sociedad, porque no ha sido educada correctamente.

19. El izquierdista no es típicamente la clase de persona de la que sus sentimientos de inferioridad hacen de ella un bravucón, un egoísta, un valentón, un promotor de sí mismo, un competidor cruel. Esta clase de persona no ha perdido totalmente su confianza. Tiene un déficit en su sentido de poder y en su valor, pero aún se puede concebir teniendo la capacidad para ser fuerte, y sus esfuerzos por fortalecerse producen su comportamiento desagradable. Alegamos que todos, o casi todos los fanfarrones y los competidores despiadados sufren sentimientos de inferioridad. Pero el izquierdista está demasiado lejos para eso. Sus sentimientos de inferioridad están tan arraigados que no puede concebirse como un individuo fuerte y valioso. De ahí el colectivismo del izquierdista: sólo puede sentirse fuerte como miembro de una organización grande o un movimiento de masas con el cual identificarse.

20. Atención a la tendencia masoquista de las tácticas izquierdistas. Protestan tumbándose ante los vehículos, provocan intencionadamente a la policía o a los racistas para que los maltraten, etcétera. Estas tácticas a menudo pueden ser efectivas, pero muchos las usan no como medios para un fin, sino porque prefieren tácticas masoquistas. El odio por uno mismo es una característica izquierdista.

21. Pueden pretender que su activismo está motivado por la compasión o por principios morales, y los principios morales juegan un papel para los izquierdistas del tipo sobresocializado, pero la compasión y los principios morales no pueden ser los principales motivos para su activismo. La hostilidad es un componente demasiado distinguido del comportamiento izquierdista, de igual manera que el impulso por el poder. Además, muchos de los comportamientos izquierdistas no están racionalmente calculados para servir de beneficio a la gente a quienes claman estar intentando ayudar. Por ejemplo, si uno cree que las acciones afirmativas son buenas para la gente negra, ¿tiene sentido el demandar acciones afirmativas en términos hostiles o dogmáticos? Obviamente será más productivo tomar una aproximación diplomática y conciliadora que por lo menos haga concesiones verbales y simbólicas a las personas blancas. Pero los activistas izquierdistas no tomarán semejantes aproximaciones porque no satisfarán sus necesidades emocionales. Ayudar a la gente negra no es su verdadera finalidad. En vez de eso, los problemas raciales sirven para ellos como una excusa para expresar su propia hostilidad y frustración por su necesidad de poder. Haciendo esto ellos realmente hacen daño a la gente negra, porque la actitud hostil de los activistas hacia la mayoría blanca tiende a intensificar el odio racial.

22. Si nuestra sociedad no tuviera ningún problema social, tendrían que inventar problemas con objeto de proporcionarse una excusa para organizar un alboroto.

23. Enfatizamos que lo precedente no pretende ser una descripción exacta de todo el mundo que pueda considerarse un izquierdista. Es sólo una indicación tosca de una tendencia general.

SOBRESOCIALIZACIÓN

24. Los psicólogos usan el término «socialización» para designar el proceso por el cual los niños son entrenados para pensar y actuar como demanda la sociedad. Se dice que una persona está bien socializada si cree y obedece el código moral de su sociedad y encaja bien como parte del funcionamiento de ésta. Puede parecer con poco sentido decir que muchos izquierdista están sobresocializados, desde que el izquierdista es percibido como un rebelde. Sin embargo, la posición puede ser defendida: muchos no son tan rebeldes como parecen.

25. El código moral de nuestra sociedad es tan exigente que nadie puede pensar, sentir y actuar de una forma completamente moral. Por ejemplo, se supone que no podemos odiar a nadie, sin embargo casi todo el mundo odia a alguien alguna vez, bien se lo admita a sí mismo o no. Alguna gente está tan altamente socializada que intenta pensar, sentir y actuar moralmente, imponiéndose una severa carga. Con objeto de eludir sentimientos de culpa, continuamente tienen que engañarse sobre sus propios motivos y encontrar explicaciones morales para sentimientos y acciones que en realidad no tienen un origen moral. Usamos el término sobresocializado para describir a tales personas. Durante el periodo Victoriano mucha gente sobresocializada sufrió serios problemas psicológicos como resultado de reprimir o del intento de represión de sus sentimientos sexuales. Freud aparentemente basa sus teorías en gente de este tipo. Hoy en día el foco de la socialización se ha trasladado del sexo a la agresión.

26. La sobresocialización puede conducir a una baja autoestima, a sentimientos de impotencia, al derrotismo, a la culpa, etc. Uno de los más importantes recursos por los cuales nuestra sociedad socializa a los niños es haciéndolos sentir avergonzados del comportamiento o del habla que es contraria a las expectativas de la sociedad. Si esto es excesivo o si un chico en particular es especialmente sensible a tales sentimientos, acaba por sentirse avergonzado de sí mismo. Además el pensamiento y el comportamiento de la persona sobresocializada están más restringidos por las expectativas de la sociedad de lo que lo están los de aquellas personas levemente socializadas. La mayoría de la gente ajusta en una cantidad significativa de comportamiento travieso. Mienten, cometen robos despreciables, violan las normas de tráfico, holgazanean en el trabajo, odian a alguien, dicen cosas rencorosas o usan trucos para ponerse por delante de otro sujeto. La persona sobresocializada no puede hacer estas cosas, o si las hace le generan un sentimiento de vergüenza y autoaborrecimiento. La persona sobresocializada incluso no puede experimentar, sin culpabilidad, pensamientos o sentimientos que son contrarios a la moralidad aceptada; no puede tener ideas «impuras». Y la socialización no es sólo un problema de moralidad; estamos socializados para confirmar mucha normas de comportamiento que no están bajo el encabezamiento de la moralidad. Así la persona sobresocializada está retenida con una correa psicológica y pasa su vida corriendo por los railes que la sociedad ha tendido para él. En mucha gente sobresocializada esto resulta en un sentido de coacción e impotencia que puede ser una severa pena. Sugerimos que la sobresocialización está entre las crueldades más serias que los seres humanos se infligen unos a otros.

27. Deducimos que un segmento muy importante e influyente de la izquierda moderna está sobresocializado y que su sobresocialización es de gran importancia en la determinación de la dirección del izquierdismo moderno. Los izquierdistas del tipo sobresocializado tienden a ser intelectuales o miembros de la clase media alta. Nótese que los intelectuales universitarios, sin incluir necesariamente a los especialistas en ingeniería o la ciencia «hard», constituyen el segmento más altamente socializado de nuestra sociedad y el ala más izquierdista.

28. El izquierdista del tipo sobresocializado trata de huir de su correa psicológica y reafirmar su autonomía rebelándose. Pero normalmente no es suficientemente fuerte como para rebelarse contra los valores más básicos de la sociedad. Generalmente hablando, las finalidades de los izquierdistas de hoy no están en conflicto con la moral establecida. Antes bien, la izquierda toma sus principios de la moral establecida, los adopta a su manera, y entonces acusa a la corriente mayoritaria de la sociedad de violar esos principios. Ejemplos: igualdad racial, igualdad de los sexos, ayudar a la gente pobre, paz como opuesto a la guerra, generalmente pacifistas, libertad de expresión, amabilidad a los animales. Aún más fundamental, la obligación de la persona de servir a la sociedad y la obligación de la sociedad de hacerse cargo de la persona. Todos estos han sido valores profundamente arraigados de nuestra sociedad (o al menos por mucho tiempo en su clase media y alta). Hay bastantes personas de la clase media y alta que se resisten a algunos de estos valores, pero normalmente su resistencia está más o menos encubierta. Tal resistencia aparece en los medios de masas sólo con una extensión muy limitada. El principal impulso de la propaganda en nuestra sociedad es en favor de los valores declarados. La principal razón de que estos valores hayan resultado, por así decirlo, como los valores oficiales de nuestra sociedad es que le son útiles al sistema industrial. La violencia se desaprueba porque transtorna el funcionamiento del sistema. El racismo se desaprueba porque los conflictos étnicos también lo transtornan, y la discriminación malgasta el talento de los miembros de un grupo minoritario que pueden ser útiles para el sistema. La pobreza debe ser «curada» porque la clase baja causa problemas al sistema y el contacto con ésta abate la moral de las otras clases. Las mujeres son animadas a tener carreras porque su talento es valioso para el sistema y, aún más importante, por medio de trabajos regulares las mujeres están mejor integradas en el sistema y se atan directamente a él antes que a sus familias. Esto ayuda a debilitar la solidaridad familiar. (Los líderes del sistema dicen que quieren fortalecer la familia, pero lo que realmente quieren decir es que procuran que la familia sirva como herramienta eficaz para socializar a los hijos de acuerdo con sus necesidades. Razonamos en los párrafos 51, 52 que el sistema no puede permitir a la familia o a otro grupo social de pequeña escala ser fuerte y autónomo). Estos valores son explícitamente o implícitamente expresados o presupuestos en mucho del material presentado por los medios de comunicación de corriente de opinión mayoritaria y por el sistema educativo. Los izquierdistas especialmente del tipo sobresocializado, normalmente no se rebelan contra estos principios, sino que justifican su hostilidad a la sociedad afirmando (con algún grado de verdad) que esta no está viviendo conforme a ellos.

29. He aquí una ilustración de la manera en como el izquierdista sobresocializado enseña su apego real a las actitudes convencionales de nuestra sociedad mientras pretende estar en rebelión contra ellas. Muchos promueven acciones afirmativas, para mover a la gente negra dentro de los trabajos prestigiosos, para mejorar la educación en los colegios negros e invertir más dinero en tales colegios; la forma de vida de la «clase baja» negra la conservan como una desgracia social. Quieren integrar al hombre negro dentro del sistema, hacer de él un ejecutivo de negocios, un juez, un científico, simplemente como la gente blanca de clase medio alta. Responderán que la última cosa que quieren es hacer del hombre negro una copia del hombre blanco; en vez, quieren preservar la cultura afroamericana. ¿Pero en qué consiste esta preservación? Puede consistir simplemente en comer el estilo de comida negra, escuchar música negra, vestir ropa al estilo negro e ir a una iglesia o mezquita negras. En otras palabras, sólo pueden expresarse en los problemas superficiales. En todos los aspectos más esenciales los izquierdistas del tipo sobresocializado quieren armonizar al hombre negro respecto a los ideales de clase media del hombre blanco. Quieren hacer al padre negro «responsable», quieren que las bandas negras se vuelvan no violentas, etcétera. Pero estos son exactamente los valores del sistema tecnológico-industrial. El sistema no se preocupa de la clase de música que un hombre escucha, qué clase de ropa lleva o en qué religión cree, mientras estudie en el colegio, tenga un trabajo respetable, ascienda la escala social, sea un padre «responsable», sea no violento y así sucesivamente. En efecto, aunque muchos pueden negarlo, el izquierdista sobresocializado quiere integrar al hombre negro en el sistema y hacer que adopte sus valores.

30. Ciertamente no postulamos que los izquierdistas, incluso del tipo sobresocializado, nunca se rebelen contra los valores fundamentales de nuestra sociedad. Claramente algunas veces lo hacen. Algunos izquierdistas sobresocializados han ido demasiado lejos hasta rebelarse contra uno de los principios más importantes de la sociedad moderna atrayendo la violencia física. Por su propia cuenta, la violencia es para ellos una forma de «liberación». En otras palabras, cometiendo violencia atraviesan las restricciones psicológicas que han sido experimentadas en su interior. Porque están sobresocializados, estas restricciones han sido más limitantes para ellos que para otros; por lo tanto necesitan liberarse de ellas. Pero normalmente justifican su rebelión en términos de valores de la corriente de opinión principal. Si se comprometen en la violencia postulan el estar luchando contra el racismo o algo parecido.

31. Comprendemos que se pueden poner de realce muchas objeciones al pequeño esbozo precedente. La situación real es compleja, y algo como una descripción completa ocuparía varios volúmenes, incluso si los datos necesarios estuvieran disponibles. Afirmamos sólo haber indicado muy aproximadamente las dos tendencias más importantes en la psicología del izquierdismo moderno.

32. Los problemas del izquierdismo son indicativos de los problemas de nuestra sociedad como conjunto. Baja autoestima, tendencias depresivas y derrotismo no están restringidos a la izquierda. Aunque son especialmente notables en ésta, están extendidos en nuestra sociedad. Y la sociedad de hoy trata de socializarnos a un mayor alcance que cualquier sociedad previa. Incluso los expertos nos dicen cómo comer, cómo hacer el amor, cómo educar a nuestros hijos y así sucesivamente.

EL PROCESO DE PODER

33. Los seres humanos tienen una necesidad (probablemente basada en la biología) por algo que llamaremos el «proceso de poder». Esto está estrechamente relacionado a la necesidad de poder (la cual está ampliamente reconocida) pero no es exactamente la misma cosa. El proceso de poder tiene cuatro elementos. Los tres más claramente delineados los llamamos finalidad, esfuerzo y logro de la finalidad. (Todo el mundo necesita tener finalidades cuyo logro requiera esfuerzo, y necesita triunfar logrando al menos alguna de sus finalidades). El cuarto elemento es más difícil de definir y puede que no sea necesario para todos. Lo llamamos autonomía y lo discutiremos más tarde (párrafos 42-44).

34. Consideremos el caso hipotético de un hombre que pueda tener todo lo que quiera simplemente deseándolo. Tal hombre tiene poder, pero desarrollará problemas psicológicos serios. Al principio tendrá mucha diversión, pero conforme siga estará agudamente aburrido y desmoralizado. Eventualmente puede convertirse en clínicamente deprimido. La historia nos enseña a esos aristócratas ociosos, que tienden a convertirse en decadentes. Esto no es cierto en aristócratas luchadores que tenían que esforzarse para mantener su poder. Pero los aristócratas ociosos y seguros, que no tenían necesidad de esforzarse, normalmente se convertían en aburridos, hedonistas y desmoralizados, incluso aunque tuvieran poder. Esto muestra que el poder no es suficiente. Uno debe tener finalidades hacia las que ejercitarlo.

35. Todos tenemos finalidades; si no hay nada más, obtener las necesidades de vida: comida, agua y cualquier vestido y refugio que sean necesarios por el clima. Pero los aristócratas ociosos obtienen estas cosas sin esfuerzo. La consecuencia de ello es su aburrimiento y desmoralización.

36. El no lograr finalidades importantes conlleva la muerte, si estas son necesidades físicas, y la frustración, si son compatibles con la supervivencia. Consecutivas derrotas al intentar alcanzarlas a lo largo de la vida resulta en derrotismo, baja autoestima o depresión.

37. Así, con objeto de eludir problemas psicológicos serios, el ser humano necesita finalidades cuyo logro requiera esfuerzo, y debe tener un éxito razonable consiguiéndolas.

ACTIVIDADES SUSTITUTORIAS

38. Pero no todo aristócrata ocioso se convertía en aburrido y desmoralizado. Por ejemplo, el emperador Hirohito, en vez de hundirse en un hedonismo decadente, se volvió un apasionado de la biología marina, un campo en el que se distinguió. Cuando la gente no tiene que esforzarse en satisfacer sus necesidades físicas a menudo crean finalidades artificiales para ellos mismos. En muchos casos persiguen estas finalidades con la misma energía y compromiso emocional que hubieran puesto de otro modo en buscar sus necesidades físicas. Así, los aristócratas del Imperio Romano tenían sus pretensiones literarias, muchos aristócratas europeos hace pocos siglos invertían mucho tiempo y energía en cazar, siendo que no necesitaban la carne, otros aristócratas rivalizaban por la posición social a través de elaborados despliegues de riqueza, y unos pocos aristócratas, como Hirohito, han girado hacia la ciencia.

39. Usamos el término «actividad sustitutoria» para designar una actividad que persigue directamente una finalidad artificial que la gente ensalza para ellos mismos meramente con objeto de tener alguna finalidad por la que trabajar, o, dejadnos decir, meramente por la razón de la satisfacción que consiguen al perseguir dicha finalidad. He aquí una regla fácil para la identificación de actividades sustitutorias. Dada una persona que dedica mucho tiempo y energía a la persecución de la finalidad X, pregúntate esto: ¿si tuviera que dedicar la mayoría de su tiempo y energía a satisfacer sus necesidades biológicas, y este esfuerzo le requiriera usar sus posibilidades físicas y mentales de un modo variado e interesante, se sentiría privado seriamente por no alcanzar la finalidad X? Si la respuesta es no, entonces la persecución de la finalidad X es una actividad sustitutoria. Los estudios de Hirohito de biología marina constituyen claramente una actividad sustitutoria, ya que es bastante seguro que si Hirohito tuviera que invertir su tiempo trabajando en tareas interesantes no científicas con objeto de obtener las necesidades de vida, no se hubiera sentido privado por no saber todo acerca de la anatomía y los ciclos de vida de los animales marinos. Por otro lado, la persecución del sexo y del amor (por ejemplo) no es una actividad sustitutoria, porque mucha gente, incluso si su existencia fuera de otro modo satisfactoria, se sentirían privados si pasaran sus vidas sin tener nunca una relación con un miembro del sexo opuesto. (Pero perseguir una cantidad excesiva de sexo, más de lo que uno necesita realmente, puede ser una actividad sustitutoria).

40. En la sociedad industrial moderna sólo es necesario un mínimo esfuerzo para satisfacer las necesidades físicas propias. Es suficiente el atravesar un programa de entrenamiento para adquirir alguna pequeña escala técnica, después llegar al trabajo puntal y ejercer un esfuerzo muy modesto para mantenerlo. Los únicos requisitos son una cantidad moderada de inteligencia y, la mayor parte de todo, simple obediencia. Si uno tiene esto, la sociedad se ocupa de ti desde la cuna hasta la sepultura. (Sí, hay una clase baja que no puede garantizarse las necesidades físicas, pero aquí estamos hablando de la corriente principal de la sociedad). Así, no es sorprendente que la sociedad moderna esté llena de actividades sustitutorias. Esto incluye el trabajo científico, las proezas atléticas, el trabajo humanitario, la creación artística y literaria, el ascender el escalón corporativo, la adquisición de dinero y bienes materiales más allá del punto que dejan de dar satisfacciones físicas adicionales y el activismo social cuando las cuestiones a las que se dirige no son importantes para el activista personalmente, como en el caso de activistas blancos que trabajan por los derechos de las minorías que no son blancas. Estas no son siempre actividades sustitutorias puras, desde que para mucha gente pueden ser motivadas en parte por otras necesidades que la necesidad de tener alguna finalidad que perseguir. El trabajo científico puede estar en parte motivado por un impulso de prestigio, la creación artística por una necesidad de expresar sentimientos, el activismo social militante por la hostilidad. Pero para mucha gente que las persigue estas actividades son a la larga parte de actividades sustitutorias. Por ejemplo, la mayoría de los científicos estarán de acuerdo probablemente en que la autorrealización que adquieren de sus trabajos es más importante que el dinero y el prestigio que ganan.

41. Para alguna, si no para mucha gente, las actividades sustitutorias son menos satisfactorias que el perseguir finalidades reales (éstas son finalidades que la gente querría alcanzar incluso si la necesidad del proceso de poder estuviera ya realizada). Una muestra de esto es el hecho de que, en muchos o en la mayor parte de los casos, la gente que está profundamente comprometida en actividades sustitutorias no está nunca satisfecha. Así el que hace dinero se esfuerza constantemente por obtener más y más riqueza. El científico tan pronto como ha resuelto un problema se mueve al siguiente. El corredor de larga distancia se impulsa a correr más lejos y más rápido. Mucha gente que persigue actividades sustitutorias dirá que consigue más satisfacción de estas actividades del que consiguen de los negocios «mundanos» de satisfacer sus necesidades biológicas, pero esto es porque en nuestra sociedad el esfuerzo necesario para satisfacer las necesidades biológicas ha sido reducido a la trivialidad. Más importante, en nuestra sociedad la gente no satisface sus necesidades biológicas autónomamente, ya que funcionamos como parte de una inmensa máquina social. En contraste, la gente tiene generalmente bastante autonomía persiguiendo sus actividades sustitutorias.

martes, 9 de marzo de 2010

¿Discriminación en el IMSS?

Hoy la Jornada publicó un editorial que es el colmo de la miopía de su mentalidad progre.  Se acusa al gobierno de discriminar a los homosexuales porque el Estado no otorga seguridad social a la pareja del mismo sexo, recientemente elevada a la categoría de "cónyuge".
Como siempre, va de por medio el baldón de homofóbo para todo aquel que ose cuestionar las verdades sagradas del pensamiento relativista, apelando como es uso y costumbre en dicho periódico no a la razón sino a la pasión y de preferencia al linchamiento.
Lo que estos señores no entienden es que el Estado protege el matrimonio (heterosexual, para que no haya malentendidos, y en este sentido lo entenderemos en lo sucesivo) porque de él depende la propia supervivencia del mismo Estado, concretamente nos referimos a la prole, real o potencial.  
El matrimonio tiene otro beneficio social que casi nunca se menciona, y es que promueve la cooperación de los sexos.  Al promover una ideología de autosuficiencia sexual de hecho se promueve una guerra de sexos que en nuestra cultura se hace cada día más evidente.
El matrimonio no es una invención de la Iglesia, es una institución cuya existencia es anterior tanto al Estado como a la Iglesia, y por ello no es competencia del Estado "reformarlo" o hacer experimentos de ingeniería social con él.
Es por todo eso que se subvencionan las cuotas obrero-patronales.  Ahora bien, ¿qué prole puede haber en una unión homosexual?  La seguridad social no es solamente un derecho del trabajador, sino un mecanismo mediante el cual el Estado protege las raíz misma de la sociedad, que es la familia heterosexual.
¿Cuál sería la justificación para subvencionar la seguridad social de un cónyuge sin posibilidades de procrear?  En otras palabras: ¿cuál es el beneficio social de las uniones homosexuales?  ¿Qué aportan a los demás?  ¿Por qué debo colaborar con mis impuestos para que una unión cerrada en sí misma se beneficie del Estado?