martes, 31 de mayo de 2011

Espirtualidad en Rammstein

Seguramente dirán que ahora sí me fumé mi carrujo de marihuana muy verde (de hecho soy fumador pasivo, gracias a unos vecinos que tengo).  ¿Qué rayos tienen que ver con la espiritualidad unos tipos desenfrenados, que hablan de drogas y sexo?
  Pues eso mismo me hubiera preguntado yo, hasta que escuchando una de sus canciones fue inevitable la comparación mental de la temática con un famoso poema de san Juan de la Cruz.
Vamos por partes.  La canción en cuestión se llama Wo bist du? (en alemán "¿dónde estás?) y según leo en Wikipedia habla de un enamorado y su amada muerta.  Veamos la canción de la que hablo.



Ahora comparemos la temática con el cántico espiritual de san Juan de la Cruz.


Rammstein
san Juan de la CruzComentario
Te amo
no te amo,
Te amo no más o menos que tú,
de lo que me amaste,
de lo que no me amaste.


Las chicas bellas no son bellas,
las manos cálidas son tan frías.
Todos los relojes se detinenen.
Reír ya no es saludable de pronto.
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cantos vagan,
de ti me van mil gracias refiriendo.
Y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
Insuficiencia de las criaturas para saciar el hambre de amor infinito presente en el ser humano

Te busco detrás de la luz
¿Dónde estás?

No quiero estar tan solo
¿Dónde estás?

Te busco debajo de cada piedra
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.


Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.


Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
El hombre busca a Dios en todo lo que hace, aún de forma inconsciente.

Duermo con una cuchilla
¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
El hombre vive herido, desgarrado por su condición finita y sus ansias infinitas. Es un ave con ojos y corazón de águila, pero con alas de pichón, de acuerdo a una bella comparación hecha por santa Teresita del Niño Jesús

Buscando en Internet me sorprendí de que a nadie se le hubiera ocurrido esta comparación. ¿Será que los carmelitas no escuchan Rammstein? Lo que es menos probable es que los fanáticos de Rammstein lean a san Juan de la Cruz  ¿O tal vez es manifestación del grado de locura al que estoy llegando?
A los que me digan que Rammstein no pensó en nada de esto al escribir la canción, sino simplemente en un enamorado desdichado que termina suicidándose les respondo que tienen razón. Yo pensé en estas cosas al conocer la letra antes que su inspiración original. Además les diré como don Quijote: "esto que a tí te parece bacía de barbero a mí me parece el yelmo de Mambrino, y a otro le parecerá otra cosa".
Tanto el creyente como el ateo sienten en su interior esta hambre.  La diferencia está en el final de las dos historias.  Mientras el enamorado de que nos habla Rammstein termina suicidándose, presa de la desesperación ante un problema sin solución, la igualmente larga y penosa búsqueda del creyente está marcada por la esperanza del encuentro que colma todas las expectativas al final del camino:
¡Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
               el silbo de los aires amorosos;               

  la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
      la cena que recrea y enamora.     

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