miércoles, 16 de febrero de 2011

Meditaciones en el Metrobús

Para los que no saben, el metrobús es un sistema de transporte colectivo relativamente reciente que se instauró en la Ciudad de México con la finalidad de hacer más racional la épica aventura de trasladarse en esta desquiciada urbe.

Cada vez que me subo al metrobús no puedo dejar de hacerme algunos cuestionamientos.  Debo decir que abordar este medio de transporte en la mañana es sumamente difícil en la línea que corre sobre Insurgentes, sobre todo en el tramo Buenavista-Insurgentes.  Considero que el Metrobús es más difícil de abordar que el Metro, y también más incómodo cuando los autobuses van al máximo de su capacidad (todas las mañanas y tardes).  Lo más molesto es que las puertas abren hacia adentro de la unidad.  Varias veces me ha apachurrado un brazo o una pierna la puerta, ya que el espacio entre pasajeros es prácticamente nulo.  Tal vez hubiera sido mucho pedir que abrieran como las del metro, sin ocupar espacio adicional, pero ¿no sería mejor que abrieran hacia afuera?
Creo que un una ciudad tan congestionada como el DF la prioridad es mover la mayor cantidad de pasajeros en el menor tiempo posible.  Por eso creo que sería buena idea que los autobuses (y los vagones de las líneas más usadas del Metro) carecieran de asientos.  Una persona sentada ocupa el doble de espacio que una persona de pie.  Creo que esta medida incrementaría significativamente la capacidad del transporte público.

Otro aspecto que me dio qué pensar en el Metrobús fue el seccionamiento de rutas en la línea 1.  La idea es que hay rutas con tramos cortos y largos.  Esta distribución sería eficiente si los autobuses de cada ruta no abrieran sus puertas en las estaciones donde pasan las demás rutas.  Esto obligaría a los usuarios a tomar una sola ruta (no como ahora, que los usuarios que van más cerca toman cualquiera) y además haría más rápidos los recorridos (al disminuir el número de paradas).
Lo cierto es que por más que me exprimo el cerebro no hallo una forma medianamente decente de mover las montañas de gente con las que me topo todos los días.  Es increíble como podemos caber tantos en un espacio tan reducido.

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