jueves, 30 de septiembre de 2010

De calentólogos y cosas peores

Ayer el presidente de México, Felipe Calderón, expresó que le indigna que se ponga en duda el calentamiento global.  Y cómo no, qué mejor excusa para la imprevisión de su gobierno y de los gobiernos estatales ante los desastres naturales que han azotado recientemente al país que echarle la culpa al fantasmagórico cambio climático.
Esto a propósito de las declaraciones de un prestigioso científico mexicano.  Su opinión, titubeante, inmediatamente es presentada como concluyente por el título de la nota del periódico.
Lo que me parece alarmante es que a Calderón, perteneciente a un partido político que la oposición tacha de  "conservador", "mocho", "derechista" y demás epítetos ignominiosos se escandalice no ya de que se niegue, sino aún de que se ponga en duda la verdad sagrada del cambio climático,  a la vez que su partido departe jovialmente en alianzas políticas con el partido más alejado de su supuesto esquema ideológico sin el menor rubor.
Pero la política en México no es adherencia a principios ideológicos sino contemporización práctica para mantenerse en el poder al precio que sea.  De allí que las alianzas con el PRD se vean con total naturalidad, lo mismo que adherirse al mito del cambio climático, si ello conviene al objetivo primario de mantenerse en el poder.
Lo que me parece más inverosímil es comprobar el grado de fanatismo al que se ha llegado con lo que inició como una simple teoría científica más; plausible, sí, pero de ningún modo exclusiva y concluyente. Lo que inició como una hipótesis entre muchas otras se ha convertido en un verdadero dogma de la sociedad moderna, cuya no digamos negación, sino mera puesta en duda "irrita".  ¿Hasta dónde vamos a llegar?  ¿Dónde quedó el principio de la duda metódica cartesiano?  Lo cierto es que los más extremos de estos fanáticos ya están proponiendo que sea ilegal negar o poner en duda el cambio climático antropogénico, tal y como en muchos países de Europa es ilegal negar el holocausto.  El siguiente paso será una aventura totalitaria como la del comunismo.
Lo que hay en el fondo son móviles políticos, revestidos por la ONU con un corpiño de credibilidad científica que pretende justificar la imposición de lo que en realidad no son para nada verdades científicas sino meras ideologías, mismas que sirven a los fines de grandes intereses económicos, entre los cuales descuella mantener al tercer mundo en un estado de postración preindustrial:  que sigamos siendo los eternos abastecedores de materias primas y mano de obra barata.
Los invito a que vean este excelente documental sobre el tema cuando tengan tiempo.  Es largo, dura una hora, pero creo que realmente vale la pena, y es un respiro en medio del bombardeo mediático que cada día nos inunda con imágenes apocalípticas de un futuro terrorífico inminente.

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