My rating: 3 of 5 stars
Comparada con la profundidad y complejidad de los Hermanos Karamázov, el Jugador parece una obra con una trama más bien sencilla y hasta cierto punto predecible. Sin embargo, lo que me encantó de este libro es la vívida descripción que hace Dostoievsky del ambiente sulfurante de los casinos y centros de apuestas. Los principales personajes son jugadores empedernidos que se arruinan por su afición al juego, aunque este parece darles efímeros momentos de gloria y salvación.
El personaje principal es Alexei Ivanovitch, quien narra la historia en primera persona. Se trata de un vicioso de la ruleta que se gana la vida como preceptor de un general ruso retirado, el cual habita en un hotel de la ciudad alemana de Ruletemburg. El general pretende desposar a una frívola francesa, la señorita Blanche, la cual se interesa en el general porque sabe que la abuela de éste posee una gran fortuna.
Alexei Ivanovitch, por su parte, trata de conquistar a la voluble y antojadiza Paulina, parienta del general. Las cosas se complican cuando Alexei ofende a un cierto barón de Whurmburg para cumplir un capricho de Paulina. Esto provoca que el general lo despida.
Contrariamente a lo que el general y su prometida Blanche esperaban, no llega el ansiado telegrama anunciando la muerte de la abuela, sino la abuela misma en persona. La abuela tiene un carácter autoritario y voluntarioso, y decide ir a la ruleta con Alexei. Este procura hacer que la abuela no arriesgue demasiado su capital, pero ésta hace apuestas voluminosas y muy arriesgadas. A pesar de los negros pronósticos de todos, la abuela logra ganar una gran cantidad de dinero, y decide dejar de jugar, retirándose con sus ganancias.
El vicio del juego ha entrado en el corazón de la abuela. Al día siguiente regresa a la ruleta con Alexei. Esta vez lo pierde todo. En su locura empieza a apostar con sus propiedades, las cuales también pierde. Sin nada más que perder ni heredar al general, la abuela regresa a Moscú.
Paulina debe una gran suma a un francés llamado Des Grieux, y Alexei quiere pagar su deuda, por lo que decide jugarse sus últimos rublos en la ruleta. Gana doscientos mil rublos, cantidad más que suficiente para pagar las deudas de Paulina. Ésta no acepta el dinero, ya que piensa que Alexei trata de comprarla. Descorazonado, Alexei acepta la propuesta de Blanche de irse con ella a París a gastar los doscientos mil rublos. Allá los alcanza el general, que ha perdido la razón y no puede vivir sin Blanche. Cuando el dinero se acaba, Alexei se despide de Blanche y del general y empieza otra vez como lacayo vergonzante. Apuesta de vez en cuando y espera una jugada genial de la ruleta que le permita reconstruir su vida.
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